La misa como obra musical es un género que comparten la mayoría de compositores occidentales desde el siglo XV. Cuando un joven creador actual se enfrenta a este tipo de obra, puede girar la mirada atrás y ver (¡y beber!) todo un chorro histórico que engloba una tradición de más de quinientos años. De forma parecida al cuarteto de cuerda, la misa es un espacio para la música pura, donde el compositor puede, si quiere, obviar la relación directa de la música con el texto, pues éste se ha convertido ya en algo abstracto en muchas de las misas del pasado. Así lo hicieron muchos polifonistas de los siglos XVI y XVII, quienes, manteniendo los pequeños preceptos sobre el carácter que debía tener cada parte de la misa, desarrollaron todo un variado corpus de recursos y estilos que servirían para forjar la música futura. Y es en esta época, donde Joan Magrané dirige la mirada para construir su Missa a 6. A partir de pequeñas células, como fibras de un tejido, Magrané construye paisajes sonoros que van cambiando de forma fluida, casi sin límites definidos. Por otra parte, los Tres responsoris de Ramon Humet viven del color armónico, de la energía vertical de la música. Desde la potencia simple del unísono o la quinta justa hasta los acuerdos de ocho notas, Humet nos presenta una paleta de recursos que lo relaciona quizá con la estética romántica. El programa se completa con dos miniaturas creadas para la ocasión por jóvenes compositores participantes en esta edición del Taller de Composición y Experimentación Sonora Mixtur.

 Xavier Pastrana

Biografía

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